CALCENA. La Cara Oculta del Moncayo.

Escondida en la cara sur del Parque Natural del Moncayo, la villa de Calcena se asienta en la margen izquierda del río Isuela, junto al barranco de San José y encaramada en el cerro de Santa Bárbara a una altitud de 836 mts. Su casco urbano denota su pasado morisco, el cual está presidido por el majestuoso edificio de la Colegiata Nª Sª de los Reyes, digno de ser visitado.

Calcena fue famosa en tiempos por la existencia metales preciosos en las minas de Valdeplata, explotadas ya desde época romana hasta principios del siglo XX, de donde se extraía la plata para acuñar las primeras monedas de la península. De la época musulmana quedó la disposición de su caserío y la tradición artesanal de sus habitantes, sin olvidarnos de la agricultura y ganadería. Por este motivo adquirió un importante carácter comercial en la zona gracias a los telares para la fabricación de paños, tintes, cerámica, papel y vidrio, siendo el comercio de la lana sustento del Reino de Aragón durante la Edad Media. Todo ello junto con la minería otorgó mucho esplendor durante los siglos XVI y XVII. La expulsión de los moriscos en 1610 precipitó la decadencia de la industria textil y tuvo efectos devastadores en la economía de Calcena.

Calcena adquiere la condición de Villa en 1785; también cabe destacar que durante la Guerra de la Independencia Juan Martín "El Empecinado" derrotó aquí a los franceses y fue saqueada por ambos bandos.

En aquella época llega a tener una población de más de 1300 habitantes, comenzando a finales del siglo XVIII un declive si cabe más pronunciado debido a la escasa rentabilidad de sus minas y la falta de mercados para los rudos productos artesanales, algo que hizo debilitar la economía de subsistencia de su población. Esta situación culmina en 1911 con la solicitud del pueblo a Alfonso XIII para poder emigrar a América debido a las penurias económicas que sufría el pueblo.

Esta localidad pertenecía ya en el siglo XIV al Obispado de Tarazona, el cual; junto con algunas importantes familias calcenarias; se preocupó de enriquecer la Villa durante siglos. Destacan la imponente colegiata y también las cinco ermitas construidas en la localidad, algunas de ellas de una belleza única. Esta situación se mantuvo hasta la desaparición de los señoríos en el s. XIX.

Ya durante las primeras décadas del siglo XX la principal ocupación fue la ganadería junto con la elaboración de carbón vegetal, trabajo duro y nómada que obligaba a las familias a desplazarse fuera de la localidad durante varios meses al año.En la actualidad Calcena sufre de forma intensa el fenómeno de la despoblación, cuenta con un censo de poco más de 70 habitantes, la falta de servicios y las malas comunicaciones siguen agravando la situación.